Analista político

Bruno Schaaf

El gobierno de Pedro Castillo se acerca a los 70 ministros en un año de gestión y fácilmente podemos llegar a los 350 en el 2026. A pesar de todas las declaraciones y pruebas de actos de corrupción que parecen desestabilizar al gobierno, lo cierto es que las investigaciones fiscales tienen un corto recorrido debido a la protección constitucional de Pedro Castillo. Así, la única utilidad de las investigaciones fiscales es filtrar sus resultados a la prensa con la esperanza de acabar con la indiferencia de la calle o la desvergüenza del Congreso. Sin embargo, ni siquiera esto parece tener un gran alcance.

Por un lado, la calle no se mueve porque Castillo ha terminado de quebrar la autoestima de un electorado que viene dinamitando su propio país desde el 2016 –¡tres veces a la urna desde ese año y las tres veces detonaron al país!–. Por otro lado, el Congreso se encuentra totalmente dividido y plagado por amateurs o vividores de la política. Además de ello, ¿cuál es el incentivo del Congreso para ponerse del lado de la calle? ¿Acaso van a reelegir a los que se porten bien? ¡Ja!

Como pueden ver, en el Perú actual, cualquier solución que requiera votos en el Congreso o presión popular está condenada al fracaso. Por esta misma razón, empiezo a pensar que incluso una renuncia de Castillo es más probable que la misma vacancia. Recordemos que mientras Pedro Castillo tiene protección constitucional, Lilian Paredes y su familia –que también tiene serios indicios de corrupción– no. ¿Soportaría Pedro Castillo ver a su esposa prófuga como Pacheco o Silva? ¡Quién sabe! Tal vez nos libremos de Castillo de la manera más inesperada.

El pasado miércoles, la Reserva Federal subió los tipos de interés en 75 puntos básicos y, contradictoriamente, el mercado bursátil lleva varias semanas en tendencia alcista. Por ejemplo, desde mediados de junio el Nasdaq Composite ha subido un 20% y ya supera los 12.000 puntos. Mientras tanto, el rendimiento de los bonos se ha desplomado.

La idea de que el pico de la inflación se ha alcanzado en junio ha llevado al mercado a creer que la Reserva Federal empezará a recortar los tipos en la segunda mitad del próximo año y que la batalla contra la inflación ya está ganada. Sin embargo, en contra de lo que piensa el mercado, la batalla contra la inflación está lejos de estar ganada.

Es cierto que se espera que la inflación en los próximos meses sea menor que en junio, pero esto se debe a la caída de los precios de las materias primas y a la resolución de los cuellos de botella en las cadenas de suministro. Sin embargo, la economía sigue estando sobreestimulada y los últimos datos de empleo en Estados Unidos –se añadieron 528.000 puestos de trabajo en junio– son una prueba de ello. Esperemos que el mercado se equivoque y que a Powell ni se le ocurra recortar los tipos el año que viene. Ya basta de alimentar burbujas.

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Una salida sin calle ni votos, por Bruno Schaaf

¡Qué falta hace la experiencia en el Congreso! La prohibición de la reelección congresal –reforma impulsada por Vizcarra y aprobada por el 85% de peruanos– condenó al país a un Congreso de amateurs. Se advirtió a la población que tal medida no sólo acabaría con la experiencia existente en el Congreso, sino que imposibilitaría la formación de nueva. Se les dijo que los congresistas no tendrían ningún incentivo para hacer un buen trabajo, porque no podrían competir en la siguiente elección. A pesar de todo, la población no escuchó y votó por la opción de Vizcarra. Sin duda alguna, uno de los peores daños que generó ese hombre.

Respecto a la otra pregunta de aquel referéndum –me refiero al Senado–, si bien es preferible tener dos cámaras, tampoco es una condición necesaria para tener un poder legislativo funcional. La nostalgia de un sector por el Senado parece cegarles ante reformas menos polémicas que tienen el mismo o mayor impacto en la calidad legislativa.

Por ejemplo, reducir el tamaño de las circunscripciones electorales no generaría gastos adicionales y aumentaría enormemente el control político sobre el Congreso. ¿Acaso no más fácil aprobar eso que la bicameralidad? En el Congreso, hay un proyecto de ley sobre esto, pero está unido al proyecto de ley de bicameralismo. ¡Qué torpeza!

La economía china se cae a pedazos y el Partido Comunista Chino está decidido a continuar con las políticas del Covid-zero. En el segundo trimestre del 2022, la economía china cayó en 2.6% con respecto al primer trimestre. El desempleo entre los más jovenes (16-24 años) es de 19.3% y en abril no se vendió ni un solo auto en Shanghai. El objetivo del crecimiento anual del 5.5% es lejano y la situación global compleja.

Además del menor crecimiento chino, la subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal y la inminente recesión están afectando a la demanda de las principales materias primas de Perú. Desde marzo, el precio del cobre ha caído más de un 30% y actualmente cotiza a 3,3 dólares la libra. Con precios más bajos y una menor producción minera –según el Minem, en mayo la producción minera cayó 10.26% interanual– , sólo podemos esperar un menor ingreso de dólares al país y un aumento en el precio de los mismos. ¡Pobre país!

También se les advirtió en el 2018, por Bruno Schaaf

El gobierno avala el secuestro de periodistas y en el Perú no pasa absolutamente nada. A estas alturas, creo que ya nada puede generar la indignación necesaria para el cambio, salvo un fraude electoral. Sólo el mayor ataque a la democracia tiene la posibilidad, pero no la certeza, de acabar con la actitud indulgente y sumisa del Congreso de la República y de los medios de comunicación. Cualquier otro ataque a la democracia –la formación de grupos paramilitares, el secuestro de periodistas, la compra de congresistas– será perdonado y minimizado por los "vigilantes democráticos".

Incluso cuando el gobierno distorsione los resultados de las elecciones regionales y municipales –cosa de la que no tengo la menor duda y por eso lo dejo escrito– no me sorprenderá que la progresía y la izquierda radical pasen por agua tibia el crimen. “Cometer fraude electoral no te hace incapaz moral”, dirán los morados. “No olvidemos cómo Fujimori manipuló los resultados electorales en el año 2000”, dirá Sigrid. "El fraude electoral es una expresión cultural de nuestros pueblos ancestrales", dirá algún académico desde Londres o Barranco.

En esta coyuntura decisiva, los peruanos tendremos que decidir si seguimos permitiendo la pulverización de las instituciones o si retomamos las riendas de nuestro propio país. Debemos tener claro que este nivel de deterioro moral es incompatible con la democracia, y tanto en octubre como en el 2026 tendremos que pagar el precio de la excesiva tolerancia.

¡Las oportunidades que pierde el Perú! En los últimos meses, los precios de los comodities han sido tan altos que en mayo de este año Alemania registró un déficit comercial por primera vez desde 2008, es decir, en términos de valor importó más de lo que exportó. Lamentablemente, esta tendencia ha empezado a llegar a su fin y en junio hemos visto cómo varias materias primas, desde el petróleo hasta el cobre, han empezado a perder valor. Por ejemplo, el barril de petróleo WTI ya ha vuelto a rondar los 100 dólares, mientras que el cobre perdió cerca de un tercio de su valor en un mes y la semana pasada tocó los 3,40 dólares por libra.

De ese modo, los precios de los commodities se ajustan a un mercado pesimista angustiado por las políticas restrictivas de los principales bancos centrales. Por ejemplo, este mes se espera que la Reserva Federal vuelva a aumentar la tasa en 50 o 75 puntos base. Por otro lado, también se espera que este mes –por fin– el Banco Central Europeo realice su primera subida de tasas. En cuanto al BCR peruano, este reaccionó tempranamente a las tendencias inflacionista –como debe hacer un banco central de un país emergente– y esta semana los tipos llegaron al 6%.

Ambos factores juntos, es decir, la caída de los precios y el aumento de las tasas, crean una situación delicada para las finanzas del gobierno peruano. Por un lado, el gobierno ve reducidos sus ingresos mineros por la caída de los precios internacionales, su inacción frente a los conflictos sociales y la dramática disminución de nuestro atractivo minero; por otro lado, los costos de endeudamiento son cada vez más altos. Por el camino que vamos, en el 2023, sólo podemos esperar menos ingresos, más déficit y más deuda.

PD. En este contexto, el gobierno ha aumentado el sueldo al 60% de la burocracia y anunciado un bono de 316 millones de soles. ¡A trabajar, compatriotas! ¡Los burócratas no se mantienen solos!

¿Cuándo reaccionará el país? ¿Octubre?, por Bruno Schaaf

¿A dónde va este país? Hace cinco o diez años, cuando aún quedaba algo de racionalidad en el Perú, era impensable que un semianalfabeto nos gobernara, que "Chabelita" coqueteara con una candidatura a la mesa directiva y que Forsyth compitiera por la municipalidad de Lima después de haber perdido la presidencia casi a último minuto. Sin embargo, actualmente, no solo hemos llegado a esos niveles de mediocridad, sino también corremos el riesgo de acostumbrarnos a estos. Y de eso no hay vuelta atrás.

Como señalaba Sócrates: “Ningún hombre es voluntariamente malo. Se vuelve malo cuando no sabe qué es bueno y qué es malo”. En el Perú, hay todavía quienes saben diferenciar lo bueno de lo malo –la incompetencia de la idoneidad, el amiguismo de la meritocracia, la honradez de la corrupción, el conocimiento del la ignorancia y el sofismo– pero también hay una gran mayoría que ya se ha dejado corromper y no es capaz de reconocer ni el día de la noche. No seguir los pasos de esas pobres personas y no perder la capacidad de indignarse –por más trivial que suene– es lo único que puede mantener abierta la posibilidad de cambio. No podemos acostumbrarnos a este desmadre.

Hace unas semanas, celebré que el Banco Central Europeo (BCE) anunciara que subiría la tasa de interés en 25 puntos básicos –muy poco, pero mejor que nada– y que dejaría de comprar bonos en julio. Se trataba de una reacción tardía y tímida –la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra ya van por la tercera subida y la última subida de la Reserva Federal fue de 75 puntos básicos–, pero por lo menos indicaba que Lagarde se había percatado de la subida de precios y que empezaría a tomar medidas. Sin embargo, pocas semanas después, el BCE ha dado marcha atrás y ha anunciado que desarrollará un mecanismo especial de compra de bonos de los países más endeudados (Italia, España, Portugal, etc.) para evitar que el rendimiento de los mismos y las primas de riesgo, es decir, el diferencial con el rendimiento del bono alemán, sigan subiendo y se genere otra crisis de deuda.

Aquí debemos recordar que el mandato del BCE es la estabilidad monetaria, no fiscal. Si el tipo de interés de los bonos italianos supera el 4% o el de los españoles el 3%, lo primero que deben hacer los gobiernos de estos países es recortar su gasto público y hacerlo más eficiente, no buscar más financiación de la deuda. Por ejemplo, en marzo de este año, el gobierno español aprobó 20.000 millones de euros para impulsar "políticas feministas". ¿Cómo contribuye este despilfarro a la reducción de la deuda? Si se gastan el dinero en tonterías, el BCE no tiene por qué molestarse en comprarles deuda en condiciones que no son de mercado.

Comentarios semanales, por Bruno Schaaf

Un tal Andrés Alencastre ha juramentado como nuevo ministro de Desarrollo Agrario y Riego (Minagri). Se trata de la sexta persona en el cargo desde que Castillo llegó al poder y la tercera en los últimos treinta días. En medio de la crisis alimentaria, el ministerio del momento se encuentra constantemente acéfalo o en manos de incompetentes absolutos.

Mientras tanto, la FAO nos advierte que 15,5 millones de peruanos –básicamente la mitad del país (47%)– están en situación de inseguridad alimentaria. Por irresponsable, este gobierno está a punto de generar un daño irreparable al desarrollo de los peruanos más pobres y jóvenes.

Lo peor de todo es que esta dramática situación se produce cuando la inflación alimentaria no tiene por qué generar hambre en el Perú. Gracias a nuestra enorme capacidad agroexportadora, el Estado peruano podría aprovechar los ingresos extraordinarios que está recibiendo gracias a los altos precios de los alimentos y minerales y utilizarlos para ayudar a la pequeña agricultura, que no puede internalizar los altos costos de los fertilizantes, y a los consumidores más pobres. Prueba de que el Estado peruano tiene los recursos para ello es que entre enero y abril de este año el Estado peruano tuvo la mayor recaudación tributaria de su historia. Sólo en abril la recaudación superó los 20 mil millones de soles. Recursos hay, lo que falta es capacidad de gestión.

Dejando de lado los alimentos, los altos precios se observan en el resto del tejido económico y esto es una clara señal de que estos niveles inflacionarios no son temporales. El mes pasado, la inflación subyacente en Perú –es decir, la inflación que excluye alimentos y energía– alcanzó el 4,26%; con alimentos y energía incluidos, estamos por encima del 8%. Los altos niveles de inflación subyacente significan que menor volatilidad del mercado puede reducir el nivel de precios, pero que esta seguirá siendo alta. La presión sobre los bancos centrales es cada vez mayor y su tarea se vuelve sumamente compleja.

En fin, los precios suben y el banco central ya está tomando las medidas necesarias y dolorosas para reducir la oferta monetaria. En cuanto al gobierno, este se dedica a aumentar los costos internos a punta de regulaciones absurdas, nombramientos indebidos, inacción ante los conflictos sociales, ahuyentar la inversión y reducir la competencia; en definitiva, haciendo imposible la actividad económica. El país se cae a pedazos y no hay cambios a la vista.

Condenados al hambre, por Bruno Schaaf

Tras varias semanas de negociaciones, la UE ha aprobado el embargo del petróleo ruso. Las consecuencias de esta medida son un aumento de los precios del petróleo y, en consecuencia, mayor inflación. Abajo les dejo unos comentarios sobre este nuevo paquete de sanciones contra Rusia.

Sobre el precio del petróleo, cabe decir que esta medida resulta algo improducente en el corto plazo. El objetivo de este embargo es afectar a la economía rusa; sin embargo, dado que este embargo es gradual –el objetivo es reducir las importaciones de petróleo en 90% antes de fin de año– en el corto plazo los ingresos petroleros de Rusia van a aumentar, ya que los países estarán dispuestos a pagar e importar más petróleo ruso antes de que este sea ilegal.

Respecto a la inflación, la tarea de los bancos centrales se complica y la presión, especialmente sobre el Banco Central Europeo, aumenta. Recordemos que, de los principales bancos centrales, el más lento en responder al aumento general de precios ha sido el Banco Central Europeo, que espera subir los tipos de interés recién a mediados del tercer trimestre.

Algo curioso de este paquete de medidas es que no afecta al petróleo que entra a la UE vía el oleoducto de Druzhba, sino solo al que viene vía marítima; es decir, países como Hungría, Polonia o Alemania van a poder seguir importando petróleo ruso. La mayoría de miembros de la UE se han comprometido a no usar el oleoducto, pero en el caso húngaro sí se va a continuar usando.

La decisión de no prohibir totalmente la importación de petróleo ruso ha sido duramente criticada por los que han visto esta decisión como una victoria de Orban sobre la UE. Sin embargo, también se olvida que el oleoducto de Druzhba atraviesa Ucrania; es decir, Rusia todavía le paga a Ucrania por ese peaje para entrar a la UE, cerca de 7.000 millones por un contrato de cinco años. Castigar a Rusia por invadir a Ucrania quitándole ingresos a Ucrania y aumentando a los rusos no parece la medida más sensata.

También cabe comentar que, más que el embargo per sé, hay otras medidas dentro del paquete aprobado por la UE que tienen un impacto mayor sobre la economía rusa. Por ejemplo, la prohibición a asegurar barcos europeos que transporten petróleo ruso tiene enorme impacto sobre las exportaciones rusas a Asia. Recordemos que la mayoría de empresas aseguradoras son europeas.

En fin, la UE ha decidido atacar una parte de los cimientos de la economía rusa. Sin embargo, la mayoría de las medidas tomadas recién tendrán impacto el próximo año. Mientras tanto, Rusia podrá vender –y ya vende– petróleo a precios históricos. Para 2022, se espera que los ingresos fiscales de Rusia por la producción de petróleo sean de US$ 182.000 millones, alrededor del triple de lo recaudado en 2020 por la misma actividad (US$ 64.000 millones). Lluvia de millones para Putin y la UE no puede hacer nada más, pues un embargo del gas sería suicida.

Sobre el embargo  al petróleo ruso, por Bruno Schaaf

Se avecina una recesión y –a diferencia de la Gran Recesión del 2008– esta vez China no es la locomotora de la recuperación, sino todo lo contrario. Según la Oficina Nacional de Estadísticas de China, en abril las ventas de retail cayeron un 11% y la producción industrial un 3%. Se trata del desplome económico más grave desde 2020 y el resultado de un encierro draconiano que ha paralizado al gigante asiático.

A pesar de los incentivos monetarios, la economía china deja en el olvido el objetivo del crecimiento del PBI del 5,5% en 2022 y se verá resignada a un mediocre crecimiento cercano al 2%, según Bloomberg. Es decir, por primera vez desde 1976, la economía china va a crecer menos que la economía norteamericana. Más allá de lo circunstancial, queda claro que las políticas de Xi Jinping están cerrando un ciclo de crecimiento económico acelerado de la economía china, cuando el ingreso per cápita chino todavía es un sexto del norteamericano. Estaban encaminados a tocar el cielo, pero la nostalgia marxista les gano.

En Estados Unidos, la situación económica tampoco es muchísimo mejor. La variación real del PBI norteamericano en el primer trimestre fue de -1,4%, la primera caída de la producción desde el inicio de la pandemia. Un trimestre negativo más y ya están técnicamente en recesión. El retiro de los estímulos monetarios –tardío, pero necesario– tampoco permite ser muy optimista respecto al futuro en el corto plazo. Como bien indica el ciclo económico austriaco, ahora viene la época de reventar las burbujas.

Siguiendo con las malas noticias, en Europa la Comisión Europea ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para el año en curso, pasando del 4,0% al 2,7%. Según estas previsiones, Alemania tendría el crecimiento más bajo de toda la Unión Europea (1,6%), por detrás de Estonia (1,0%) y, de lejos, el más bajo entre las economías principales. Ya en el primer trimestre la economía alemana creció sólo un 0,2% respecto al trimestre anterior y no sería de extrañar que el próximo trimestre fuera negativo. La incertidumbre energética tiene a la economía alemana totalmente paralizada. Se calcula que si realmente se llega al embargo del gas ruso, el PBI alemán se cae en 12% anual. ¡Una tragedia!

En fin, el mundo entra a un periodo turbulento y el Perú está en las peores manos para enfrentar este desafío. Un país de inertes que no reaccionan ante la arrogancia e ignorancia de sus autoridades es un país condenado al hambre y a la miseria. Con Castillo en el poder, la pasamos mal cuando el viento estuvo a nuestro favor, la pasaremos peor con el viento en contra. ¡

A la recesión mundial con Castillo - ¡Dios nos salve!, por Bruno Schaaf 

A principios de mes, la Reserva Federal subió los tipos de interés en 50 puntos básicos y empujó a la economía estadounidense –y a la de gran parte del mundo– a la siguiente fase del ciclo económico: la recesión. Tras la mayor flexibilización cuantitativa de la historia y el consiguiente aumento de la inflación, la Reserva Federal ha decidido dejar de postergar la recesión y aplicar la política monetaria 

 más agresiva desde los años ochenta. Una medida dolorosa, pero necesaria para corregir los excesos cometidos por el crédito artificial creado por la misma Reserva Federal.

La alternativa al endurecimiento de la política monetaria era seguir el libreto keynesiano, incrementar aún más la oferta monetaria y continuar 

 al mercado para evitar la recesión, es decir, lo que se ha venido haciendo en los últimos años. Dicho dilema del banco central –es decir, seguir drogando al mercado o quitarle la droga– no sería necesario si no se habría expandido el crédito de manera artificial en un primer instante. Ya expandido el crédito, la Reserva Federal se escudó bajo el argumento de que todo es culpa de la cadena de suministro y de que la inflación es transitoria para mantener los estímulos monetarios casi intactos hasta marzo de este año.

Como era de esperar, la expansión crediticia generó inicialmente un boom –la bolsa de valores es el mejor ejemplo de ello– que ahora revienta por el alto costo de los factores de producción y la decisión de la Reserva Federal de contraer el crédito. Ya acabada la fiesta, corresponde asumir la recesión y entenderla como un proceso de depuración de las malas inversiones generadas por la manipulación monetaria. Desgraciadamente, debido a los altos costos políticos y económicos que ello conlleva, no sería de extrañar que, a mitad de camino del endurecimiento cuantitativo, la Reserva Federal retome las malas prácticas, como lo hizo en la crisis de las puntocom a principios de siglo.

Sea como sea, se viene una nueva recesión generada por la manipulación monetaria y la lección sigue sin ser aprendida. Por ello, no me sorprenderá cuando en unas semanas los periódicos se llenen de columnas de “analistas” con títulos como "el capitalismo ha fracasado" o "el fin del capitalismo". Tampoco me sorprenderá cuando esas mismas personas pidan más intervención estatal para resolver el desmadre generado por la peor intervención de todas: la monetaria. Como siempre, estas personas encontrarán la explicación al empobrecimiento en cualquier otra cosa menos en las políticas que ellos mismos implementaron y/o apoyaron.

Prepárense para las columnas anticapitalistas, por Bruno Schaaf 

Esta semana el tipo de cambio euro/dólar ha alcanzado su punto más bajo desde 2017: 1.05 dólares. Mientras que el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal ya han subido los tipos de interés para combatir la inflación, el Banco Central Europeo está en modo espectador y se limita a lentamente –muy lentamente– dejar de comprar bonos. Las diferencias con la política monetaria del la Reserva Federal –de la cual se esperan más de siete subidas este año– son enormes. Ello hace presión sobre el tipo de cambio y empieza a afectar la competitividad de las empresas europeas, así como la capacidad adquisitiva de los consumidores.

La necedad de Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, y el temor por una estanflación en las economías europeas están empujando a los inversionistas a dejar el euro y refugiarse en otras divisas. A este paso no sorprendería que, tarde o temprano, el euro caiga por debajo de la paridad con el dólar. A pesar de todo, no faltan los que insisten en la política monetaria ultralaxa y creen que un debilitamiento de la moneda es beneficioso porque favorece las exportaciones. ¿De qué cree que se producen las exportaciones esta gente? ¿Acaso quieren repetir el camino de la lira o la peseta?

Además de la irresponsabilidad de Lagarde, unos de los temas que más preocupa a las economías europeas es el impacto del posible embargo al petróleo ruso. Por el momento, una serie de países de la Unión Europea (UE) importa petróleo ruso y el régimen de Putin se beneficia de los altos precios. Solo en 2022, se espera que el Kremlin recaude 182 mil millones de dólares por la producción de petróleo, es decir, casi tres veces lo recaudado en 2020 por la misma actividad. En pocas palabras, la Unión Europea financia indirectamente la guerra que en público condena.

¿Cómo solucionar este dilema? Primero, dejarse de moralismos ciegos. Cualquier sanción contra Rusia debe afectar más a Rusia que a la UE, esa debe ser la lógica. Los que piden un embargo del petróleo y gas ruso son unos irracionales, porque el resultado será una crisis energética peor que la de los años setenta en Estados Unidos, pero en la UE. No obstante, un embargo sólo sobre el petróleo ruso –no sobre el gas– sí tendrá un mayor impacto en Rusia que en el resto de la UE. A diferencia del gas, el petróleo necesita menos infraestructura y sí es posible encontrar otros proveedores. Cambiar de proveedor de petróleo es lo mínimo que debería hacer la UE.

¿Embargar o no embargar?

El FMI ha publicado sus nuevas previsiones para la economía mundial y el panorama es fatal. Según el informe, se espera que el crecimiento mundial sea del 3.6% en 2022, es decir, 0.8% menos de lo previsto en enero. Como era de esperar, este recorte se debe principalmente al estancamiento o a la contracción de las economías europeas. Se espera que este año la economía rusa se contraiga un 8.5% y la economía ucraniana un dramático 35%. En la Unión Europea el escenario también es dramático –aunque la intensidad es menor– y Alemania destaca como la economía europea con las peores proyecciones de crecimiento. Tan solo en enero del 2022, se preveía un crecimiento anual aceptable del 3.8% de la economía alemana; sin embargo, en la última publicación del FMI se espera un crecimiento del 2.1%, es decir, casi la mitad de lo previsto en enero y el peor de Europa.

Además de la tendencia recesiva, el aumento de precios crea un escenario sumamente complejo. Rusia y Ucrania son importantes proveedores de energía y de alimentos. El FMI espera que los precios del petróleo se mantengan dentro de un rango razonable –pues existen reservas estratégicas–, pero que los precios del gas continúen en una tendencia al alza durante un periodo prolongado. Si a este 

 de oferta se le suma la cantidad absurda de dinero que los gobiernos y bancos centrales han inyectado al mercado desde el 2020, el resultado es la pulverización del ahorro, es decir, inflación. Según el FMI, esta debería ser de 5.7% en los países industrializados y de casi 9% en los emergentes y en desarrollo.

Respecto al Perú, el FMI espera que la economía crezca 3% este año, casi 2% menos que las delirantes proyecciones del MEF. Si comparamos esa previsión con la de octubre pasado (4.6%), Perú tiene la mayor revisión negativa de toda América Latina (-1.6%). Con ese retroceso, nuestro país se aleja de los primeros lugares en la región y pasa a ser el quinto país con mayor crecimiento, incluso detrás de países tan mediocres como Argentina y Bolivia. Respecto a la inflación, se espera una tasa del 5.5%, que los peruanos debemos agradecer todos los días a Velarde y a los precios del cobre.

En cuanto al MEF, me gustaría señalar que este presentó un proyecto de ley para restablecer las reglas fiscales, según el cual la deuda pública no superará el 38% del PBI a partir de 2023 y caerá por debajo del 30% en 10 años. Además, el déficit presupuestario se reducirá al 1% en 2026. Un objetivo maravilloso que cabe preguntarse cómo vamos a lograr. Según el MEF, esto va a ser alcanzado con un crecimiento del 5% anual en los últimos tres años del desgobierno de Castillo. ¡Ja! ¡Qué payasos!