Analista político

Franco Consoli

¿Qué diría la CIDH, la ONU, o el mismo gobierno de Estados Unidos, si en un país como el Perú hubiese pasado lo que le ha sucedido al ex presidente americano Trump en los últimos días? El FBI, a inicios de la semana, allanó, como declaró el ex mandatario, el complejo de hoteles Mar-a-Lago, residencia de propiedad de Trump, quien como sabemos, es uno de los potenciales candidatos a la presidencia por parte del partido Republicano.

La situación es más que complicada. No existía precedente alguno, menos cuando la razón no ha sido especificada por el momento, y que, según el controversial republicano, no hubo siquiera un anuncio sobre el allanamiento de su propiedad. Todo “justo” cuando no hace muchos días atrás Trump anuncia que buscaría ser el candidato republicano para la presidencia, ¿Un ataque político?

Algunos han llamado a la situación “de tercer mundo”, ¡Cuánta razón tienen! La persecución política -no es que la situación actual de Trump esté muy distante a ella- ha sido un arma típica en América Latina en los últimos años. El gobierno nicaragüense, liderado por Ortega -el dictador-, ha perseguido a sus rivales en los últimos años, criminalizando a todo opositor. Nada ajeno a ello es el gobierno de Maduro, que ha desmembrado la democracia en un país que no lo quiere ni que optaría por “volver” a elegirlo, sin importar quién fuese su opositor.

Los actos de los dos gobernadores socialistas son vistos como atentados a la libertad y a la democracia a ojos de todo el mundo, y condenados -en la mayoría de las veces- por el gobierno americano.

Sin embargo, cuando el acto sucede en casa propia, no es mal visto que se metan a la propiedad de un potencial candidato a la presidencia, mucho menos que le decomisen computadoras, documentos e información bajo “sospechas”. Ahí no se puede llamar persecución política, a un hombre que está en la mira de todos los demócratas desde hace años. La hipocresía de primer mundo, que, con una doble moral, realiza lo que critica de otros.

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Persecución primermundista, por Franco Consoli

El 28 de julio el prosor dio —para variar— otro mensaje a la nación lleno de imprecisiones y datos incompletos. Harto “floro” para decir “sus logros” y lo bien que estuvo manejando al país. Palabras que enfurecieron a un pueblo, que cada vez se cansa más de él.

Sí, para él vivimos en un país primermundista, casi a la par de un reino de un cuento de hadas o del Edén. Pero más allá de hablar de sus típicas mentiras, que ya todos conocemos, quisiera recalcar un punto de su perorata, al cual me gusta resumir como “fue sin querer queriendo”.

“[…]debo admitir, que hemos cometido errores con algunas designaciones, así como brindar confianza a quienes se aprovecharon y burlaron de ella. Nada más opuesto y distante a mis valores, mis principios, mi dignidad, son los actos de corrupción e inconductas.”

Castillo mencionó en su mensaje que ha cometido errores en “algunas designaciones” brindándole confianza a personas que son “opuestas y distantes” a sus valores y principios.

No hubo ningún gabinete en el último año que no haya estado plagado de críticas y cuestionamientos. Hemos tenido ministros misóginos, acusados de agresión y de apología al terrorismo; otros abiertamente estafadores —promocionando agua arracimada—, así como otros que contaban denuncias relacionadas a irregularidades en sus funciones en sus anteriores cargos públicos, otros sin preparación para el cargo —recordemos a Arce como cabeza del Midagri durando solo dos semanas—, un premier que cree que Hitler es un ejemplo, entre muchos otros.

Elecciones como estas ¿son errores? Porque honestamente de serlo, solo demuestran que la capacidad del “prosor” de cumplir con sus deberes es nula. Resaltando a su vez su precariedad como jefe de Estado. Si te equivocas tanto, no puedes ser presidente. Así de fácil. Más aún cuando las personas que eliges para los ministerios “se aprovechan de su confianza” —hay que ser bruto para que tantos se aprovechen de uno—.

¿Cuáles son los principios y valores de Castillo? Si es que de verdad existen. Porque viendo los grupitos de ministros que fue seleccionando en el último año, se puede ver cierto patrón. Si al “prosor” no le importa que sus ministros no cuenten con la preparación para sus cargos —igual que él—; que tengan denuncias de agresión, corrupción; que estén vinculados al Movadef o tengan investigaciones por apología al terrorismo, no me queda otra que pensar que el “prosor” no tiene valores. Lo que da la razón al porqué cuenta con cinco investigaciones abiertas por corrupción.

Errores, desvalores y corrupción creo que resumen bien el primer año de gobierno del “prosor”. No podemos seguir con alguien que nos está “paseando” con sus mentiras mientras inventa cuentos de lo maravilloso que ha sido este último año, cuando ha sido todo un desgobierno. Desbaratan al Perú por todas partes y le dicen al pueblo que lo están arreglando.

Errores, desvalores y corrupción, por Franco Consoli

Estamos a puertas de un nuevo año para el Perú, el primero tras el Bicentenario. Sin embargo, no hay mucho que celebrar. Lamentablemente, este 28 también, en Palacio estarán celebrando el primer aniversario de nuestro precario “prosor”, como presidente de la Republica. - ¿Se gastarán otra millonada en comida para la celebración? –.

Un segundo año donde contará con la ayuda de su amigo Acuña – gracias a esa alianza mercantil/chotana-, ya que la presidencia del Congreso estará a cargo del partido del dueño de la UCV, con Lady Camones lista para fortalecer los lazos entre dos de los tres poderes.

Sabemos todas las desdichas que hemos ido viviendo en el último año, propias de un desgobierno. El pueblo se ha empobrecido, los gastos han aumentado, así como la inestabilidad y la inseguridad. Una situación que, a todo el sector que se oponía a una presidencia de Castillo antes de las elecciones, no nos sorprende.

Los que deben estar pasmados, atónitos, en cambio, son aquellos desaparecidos, los “no habidos” que se andan escondiendo -mucho mejor que Pacheco- desde que las soserías comenzaron a afectarles el bolsillo. Los aclamados cojudignos.

Hace un año estaban en todas partes, vociferando su orgullo de elegir a un mediocre antes que a la hija de “un dictador”. Los que decían: “mejor que me digan cojudigno a votar por una Fujimori”. El famoso “voto vigilante”. ¿Dónde están? ¿En qué hueco se esconden? Que rápido desaparecieron de las redes y de los medios. El voto por Castillo ya no es uno con el cual puedan jactarse de su dignidad, de manera orgullosa. Siquiera pueden regodearse de su “vigilancia” dado que esta, ha sido nula.

Que fácil fue votar para desbaratar a un país solo por resentimiento, para luego desaparecer y siquiera reconocer que armaron un lío. Mejor fue quedarse callados cada vez que salía una nueva nota negativa sobre el “prosor”; tras cada acto misógino de Bellido, tras cada escapada de Castillo a Breña, tras la decisión de inmovilizar al pueblo un martes 5 de abril o tras cada palabra de Villaverde, Karelim López, y ahora Pacheco.

Sí, algunos aún tienen la altivez de seguir manifestándose tras su original respaldo al gobierno del lápiz, pero con un cuento más que distinto: “No importa por quien votaste, lo importante es que saquemos a Castillo”. Si alguien les dice esa frase es porque es un cojudigno avergonzado, camuflado de opositor, incapaz de hacer un mea culpa.

Un año de ti, “prosor”. Un año en Palacio gastando millones en comer, mientras tu desgobierno deja sin que comer a muchas familias. Un año en el Ejecutivo donde dices que “aprendes”, pero ninguno de tus actos es aprobado. Un año siendo presidente con una tesis plagiada. Un año donde el dólar llega a cuatro soles, la gasolina cada vez más inaccesible, fertilizantes impagables para los agricultores, ronderos desatando violencia y mucho más. Si esa ha sido la debacle que has generado en un año, ¿qué nos espera en el segundo? Esperemos que los colaboradores den las pruebas necesarias para que no puedas celebrar otro 28 en Palacio. Dicen que tu premier está timorato de lo que pueda decir Pacheco, espero lo estés tú también.

Un año de ti, prosor, por Franco Consoli

Cuando uno no aprende la historia, la repite. Napoleón fracasa olímpicamente en su invasión a Rusia en 1812, y casi 150 años después, en 1941, la Operación Barbarroja de la Alemania de Hitler fracasa en su intento de invasión a la URSS, esta vez.

Por más que suene extraño en el Perú no estamos tan lejanos a esa realidad. No estamos lejanos a repetir la historia. Con la única diferencia que a Hitler sí se la enseñaron y al peruano se la escondieron.

Me llama la atención como a tantos les “sorprende” que casi no se enseñe del terrorismo – si es que de verdad se enseña-. La historia de Velasco en adelante casi no se toca en los colegios. Sí, te explican muy 

 la reforma agraria, el gobierno militar, media clase sobre Morales Bermúdez, y de ahí es una carrera 

 desde Belaunde hasta entrar a los 2000. -De seguro temas que “no ameritan” más tiempo en la malla curricular de los alumnos-.

¿De qué se sorprenden? Esa es la educación en el Perú. Así es como la han ido manejando. La “generación del bicentenario” no tiene ni la menor idea de lo que fue la hiperinflación, la inseguridad, y el terrorismo de Sendero y el MRTA. No tienen ni una escasa noción porque los gobiernos así lo han querido. Porque el término caviar será popular desde hace unos años, pero los caviares existían dentro del Estado desde hace años. Y han tenido el control de la educación desde todo el siglo. Ellos han elegido que información utilizar, que información mostrar, que información manipular, con qué información adoctrinar. Y la gente ni cuenta.

No seamos ingenuos, si hay tantos con el cerebro lavado es porque así lo ha querido el Estado y la izquierda, volviéndolo uno de sus principales designios. Porque así, cuando la hecatombe llegue, como está llegando con este desgobierno, “nadie se dará cuenta”. No lo verán llegar porque no tenían ni idea de cómo podría pasar, por más que el precedente exista. Así se controla al pueblo.

Quienes han vivido el desasosiego del siglo XX son los más preocupados por la situación actual. Porque han podido vivir la escasez, el desabastecimiento, la subida de precios, así como la inseguridad, la angustia y el miedo a la calle. Conocen como se minimizaban en un inicio a aquellos “guerrilleros” en provincia que luego buscaron tomar el país mediante coches bomba, raptos y asesinatos. Conocen como mediante el miedo un grupo terrorista obtuvo tanto poder. Y es por eso por lo que se atemorizan cuando ven que fuera de Lima algunos grupos están comenzando a sobreponerse a las leyes, sintiéndose patronos del poder. Ellos saben mejor que muchos lo que significa que el dólar suba, o que la gasolina y el gas tengan precios cada vez más insostenibles.

En cambio, la Generación del Bicentenario -a la cual soy reacio a identificarme, a pesar de mi edad- pues, no tiene idea. Y es por eso por lo que fue más fácil para ellos volverse dignos antes que pensantes. Porque se dejaron llevar por los embrollos de las masas y caviares, dado que nunca aprendieron sobre los errores del pasado ni los peligros de estos. La educación es la base de todo y la historia su contenido vital. Si se dejan de lado, como se ha hecho en el país hasta ahora, pues no es de sorprenderse por qué cada vez el futuro del país es cada vez más lúgubre.

Generación sin historia, por Franco Consoli

¿Quiénes son los ronderos? Aquellos que, en esta última semana, han empezado a demostrar que tienen mucho más poder de aquel que la gente se imaginaba. No son los simples campesinos que montan a caballo, armados y con sombreros, sino son un grupo que ha decidido salir a la luz para demostrar no solo que nuestras leyes no les afectan, sino que están por encima de ellas.

¿Quiénes son estas personas que se toman la atribución de forzar a los peruanos a pedirles permiso para transitar en territorio público? Cuyo “No” significa que debes retirarte de la zona, o al parecer se pagarán las consecuencias.

Ronderos, un grupo, que supuestamente busca el bienestar de los campesinos, en su momento peleando contra Sendero, del cual nuestro “prosor” es miembro. Sin embargo, parece que la fachada se ha ido desmoronando. Un rondero que decidió unirse a un partido con personas acusadas de terrorismo, que eligió candidatos filoterroristas. ¿Algo contradictorio no?

Parece que el odio a la prensa y a los medios de comunicación no era solo del rondero Castillo, sino de la colectividad rondera. No seamos ilusos, el rapto a un periodista y luego forzar a los medios de comunicación a leer declaraciones o comunicados a su favor es algo que ya hemos visto. En ciertos aspectos, nuestra historia se está repitiendo. Los grupos terroristas en sus inicios eran vistos como guerrilleros, cometían delitos, tal como los ronderos hoy. Y sus actos fueron minimizados de la misma manera, que los realizados por las rondas.

La gente y el Estado han aceptado por mucho tiempo que estos individuos no solo obvien indiscriminadamente la ley, sino que se sientan los dueños de ella. Quienes pueden manejarla a diestra y siniestra sin importar las consecuencias porque para ellos no aplica. Mucho tiempo se ha estado normalizando estas conductas abusivas e inicuas. Los años han pasado y el Estado solo se ha lavado las manos sobre el tema. Y las secuelas están comenzando a aparecer.

No solo pueden raptar y forzar a los medios a comunicar lo que ellos quieran, sino que pueden ahora realizar cacerías de brujas, la edad media en pleno 2022, con procedimientos semi inquisitivos, donde aplicar la tortura es justicia. ¿En qué mundo estamos viviendo? “Brujas” a quienes liberan a cambio de que no los denuncien. Imagínense: secuestran, torturan y liberan -igual bajo amenaza- y nos debemos a contentar con que la fiscalía realice una “investigación” – que seguramente será muy vaga y corta-.

Poco a poco los ronderos se van mostrando. Muestran que tienen un poder por encima de la ley, en la cual no creen ni respetan. Ellos creen en su ley y sus convicciones y amenazan a quien se les oponga. Y si las amenazas no funcionan toman acción, en conjunto de su compañero en Palacio. Lo que estamos viviendo no podemos minimizarlo ni mucho menos dejarlo pasar. Cada día nuestra economía se parece más a la de los 80s, esperemos que la seguridad y la libertad no se parezcan a la de esa época también.

Ronderos, ley y poder, por Franco Consoli

Ay, los caviares, salen a montones, sin roche ni vergüenza sus estándares de doble moral. Llenos de palabras que “fomentan” la ciudadanía y la participación del pueblo. Ese que dicen que los llama, pero que nunca los ha elegido en las urnas. Sin embargo, ese pueblo al que aparentan representar, -ahora sí- ya no los quiere, ya no los traga, ya no los acepta.

He podido ver en los últimos días una iniciativa llama “La Propuesta Ciudadana”, un “movimiento” en búsqueda de firmas para presentar un proyecto de adelanto de elecciones generales con el fin de “independizarse de los corruptos”.

Jala la atención el hecho que esta “propuesta ciudadana” -que ningún ciudadano pidió- se autodenomina “apartidario” a pesar de ya rumorearse de que este tiene vínculos con el nefasto expresidente -siempre hambriento por poder- Sagasti. Cosa que no me parece llamativa ni mucho menos desfasada.

Basta poner los nombres de algunos de sus miembros en Google para darnos cuenta de que “ups”, por más que se vendan como un grupo desanexado de los partidos políticos, pues muchos muestran varios vínculos con nada más que el Partido Morado, partido caviar por excelencia.

No me sorprende que ante la caviarización fallida de Castillo, los caviares se hayan cansado de seguir esperando que el “prosor” les dé una mano -y unos cuantos cargos políticos- y ahora busquen bajo la fachada de humo de “propuesta ciudadana” sacar no solo al casi dueño del helipuerto en Chota, sino, de paso, rogar por firmas para buscar cambiar al Congreso que tiene la porción más baja de caviares en los últimos años.

Es una mofa cada vez que escucho a los caviares escudarse de que ya no es importante por quién votaste. Todos sabemos que Keiko no recibió el voto caviar, y si Castillo está donde está y el país está como está es por la putrefacción caviar que comandó, hizo y deshizo ad hoc durante el gobierno pasado, con Vizcarra y Sagasti. Y porque decidieron, soberbiamente, apostar por Castillo, en búsqueda de su caviarización.

No podemos permitir que el pueblo caiga en falsas verdades, propuestas por grupos políticos que se lavan las manos y que prefieren no decir lo que son, para buscar la aceptación de los peruanos. La cúpula de caviares liderados por personajes como Sagasti, Mendoza, Guzmán, nunca apuntan por un mejor futuro del país, sino por un país que vaya a favor de sus intereses e ideologías. Personas que ya han demostrado, y siguen demostrando, que carecen de moral, y buscan, acérrimamente, su cuota de poder. Siempre a costas del peruano, al que pudieron engatuzar para luego dejarlo botado por ahí una vez que hizo lo que ellos querían.

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La propuesta caviar, por Franco Consoli

La abolición de Roe vs. Wade, y con ello el hecho de que el aborto no sea más considerado un derecho en Estados Unidos, ha vuelto a traer este último tema como punto de discusión para muchos. El grupo “pro choice” que lo considera correcto y que está dispuesto a acabar con una vida humana solo por el concepto de elegir no solo se siente “atacado” por la Corte Suprema americana, sino que además quiere hacer ver a todos los provida como intolerantes, despiadados y unos retrógrados incapaces de ver y entender el dolor de una mujer.

Es preciso empezar hablando de la vida humana y su dignidad. Aunque muchos busquen refutarlo, la vida empieza con la concepción. Es desde ese momento, que el concebido, un ser humano, adquiere todos los derechos, mientras le sean favorables.

Sin embargo, los “pro choice” no lo ven así y antes de considerarlo un humano, lo consideran “una cosa” y ante esto, deciden que es la madre la que debe elegir si vive o no. En otras palabras, consideran que el derecho a elegir de la madre tiene un poder absoluto, le asignan la capacidad para destruir una vida humana intencionalmente. El concebido solo será un bebe, si la madre desea que debe serlo. Por lo que la madre también decide, si el concebido tendrá dignidad o no.

Sin embargo, el derecho a la dignidad dice lo contrario, dado que este consiste en que cada humano debe ser respetado por su condición humana. El filósofo alemán Immanuel Kant, hace referencia a la dignidad como el trato especial que tienen los humanos, que posibiliten su desarrollo; conllevando así a decir que el hombre es un fin en sí mismo y no un medio para otros individuos. Bajo estas premisas sobre la dignidad, podemos decir que la idea “pro choice” atenta contra la vida del humano y su dignidad.

Los derechos no son absolutos y bajo esta premisa cualquiera podría decir que el derecho a la vida del bebé en el vientre no puede primar sobre el derecho a elegir qué vida tomar de una mujer. Pero por más que a algunos les disguste, el derecho a la vida debe protegerse sobre todas las cosas. Permitir a un humano destruir a otro humano, significa no solo ir en contra de los principios morales, éticos o axiológicos de las personas, sino también ir en retroceso como sociedad. Negar la vida humana para justificar el aborto, es solo mitigar el daño, encubriéndolo en negación.

El movimiento “pro choice” utiliza como caballo de batalla el aborto por violación o incesto. Déjenme decir que este caballo es más una farsa que una realidad. Los abortos por estas razones son menores al 5% del total. 

Este avance realizado en Estados Unidos debe servir a todos. Los provida no deben esconderse ante las miradas de indignación de su oposición. No debemos como sociedad permitir el avance de un movimiento que va de la mano con la regresión, yendo en contra de la ciencia y de la vida.

Creo que respecto al aborto deberíamos siempre pensar, en las palabras del expresidente americano Ronald Reagan: “Creo que todos nosotros debemos tener un respeto por la vida inocente. Con respecto a la libertad del individuo para elegir con respecto al aborto, hay un individuo que no está siendo considerado en absoluto, que es el que está siendo abortado”

Soy provida y no me escondo, por Franco Consoli

Recuerdo la época de la campaña electoral, más que nada en segunda vuelta, cuando el de sombrero adoraba decir que era el candidato del pueblo, se jactaba de ser uno más. Un “humilde” profesor, que se debía a su gente. Pero, ahora, el profesor se enmudeció, habla del pueblo, pero ya no como uno de ellos.

Palabras que vendieron, no tanto como la idea de dignidad, pero que de seguro a algunos convencieron. Sin embargo, las palabras se las lleva el viento, y lo que queda, son los actos. Camino a la fiscalía, el pasado 17 de junio, entre Castillo, y su pueblo, su tan amada gente, a la cual él se debe, había como 50 policías resguardándolo de su gente, sus votantes. Una caminata desde palacio, que no solo fue un espectáculo mediático, sino una demostración de poder -como ha cambiado la perorata del “prosor”-.

Mientras se escondía detrás de sus guardias, mirando al suelo, su pueblo le daba una demostración de cuanto cariño le tienen, de cuanto le creen, de cuanto están satisfechos de su gobierno en menos de un año. Su pueblo manifestándosele en contra, al aire libre, mientras se acercaba a la fiscalía a dar sus declaraciones. No más pobres en un país rico, pero el único que “ha dejado de ser pobre” es él. Mientras tanto, el pueblo, solo se empobrece.

Castillo ha sido un error que se sigue pagando caro. Investigación tras investigación, declaraciones de colaboradores eficaces que solo siguen destruyendo la ya fragmentada imagen del “prosor”. Su pueblo le dice corrupto en su cara, las encuestas solo lo desfavorecen y sus aliados caviares han desaparecido tras cada desgracia revelada, tras la desaprobación manifestada, lavándose las manos y esperando cuándo habrá un error del congreso para volver a salir.

Castillo, tú no eres el pueblo. Tú no eres la voluntad de la gente y tampoco quién los representa. Lo único, capaz, eres lo que muchos se merecen. Eres el resultado de la necedad, de la ceguera, de la ignorancia y de la dignidad. Y esperemos que pronto, todo ese pueblo que dices que votó por ti, a los que engañaste que ahora te aborrezcan, ayuden a sacarte y alejarte de palacio, antes que el precio, no se pueda pagar.

No soy el pueblo, por Franco Consoli

Quisiera cerrar el arco de la Unión de Repúblicas Socialistas Sudamericanas hablando de la razón de la posible formación de esta. Como hemos repasado la semana pasada, este poderío zurdo en los gobiernos sudamericanos son consecuencia, entre otras, de la desfasada imagen que ha vendido la derecha en los últimos años. Esta solo ha beneficiado en carrera política a sus partidarios de la izquierda, quienes se han aprovechado para ser los nuevos líderes en el continente.

Si hay algo que debemos reconocerle a la izquierda es que si se ha sabido vender. Ha sabido llegar a la gente. El populismo ha estado siempre de su lado. Y el arma principal de la izquierda ha sido volverse la permanente oposición. Así es, son ellos quienes han vendido la idea de ser el puño de hierro contra la “corrupción de la derecha”. Que son ellos los que combatirán la casta política llena de gente rica que busca enriquecerse y volver más pobre a los pobres – y pues la imagen de algunos candidatos de derecha, han ayudado a promover la idea-.

La izquierda se ha hecho valer como el héroe anti-desigualdades. Han prometido acabar con estas mediante políticas como la distribución de la riqueza, mayores impuestos a los ricos y nuevas constituciones que “beneficiarán al pueblo”, además de implementar políticas anti-minas, “pro-obreros y campesinos”. Juntamente con ideas como estatizaciones de empresas privadas, clubs, colegios, “para que todos estemos en las mismas condiciones”. Promesas que, por supuesto, a un pueblo que desconoce de economía, suenan como un mundo de equidad y justicia. Por fin alguien que se preocupa por ellos. Por fin, un Robin Hood que los ayuda.

Y no solo, la izquierda ha sabido también conquistar a sectores económicos más altos. Aquellos que “podrían” saber más de economía y de cómo funciona un Estado. Y para esto ha adoptado corrientes no propias del socialismo, pero que ahora son uno de sus caballos de batalla. Como los son los colectivos feministas, mediante la implementación de “políticas de género”, los colectivos proaborto, mi cuerpo mi decisión, -por más que haya una vida adentro de ese cuerpo-, el colectivo LGBT, con el uso de sus banderas, la unión civil, y un rechazo a la genética moderna. Y, por último, mediante el alejamiento del Estado respecto la Iglesia Católica, a la cual han satanizado, han apoyado los atentados a las iglesias, buscando erradicar la fe católica en países donde tiene mucha importancia.

La izquierda, en otras palabras, ha sabido venderse en cada sector, ofreciendo y promoviendo ideas que satisfagan a “todos”, victimizándose frente a todo aquel que no esté de acuerdo con sus políticas. Elitistas los que no quieren que la izquierda ayude al pueblo, retrogrado opresor aquel que no coincida con sus políticas de género. Y así no solo han logrado llegar al poder, sino que han logrado, también, que la gente se vaya en contra de los conservadores, que cada día son menos.

Y así, se formó la URSS, por Franco Consoli

La semana pasada hablamos de cómo Sudamérica va encaminada al desastre, siendo adoctrinada por la izquierda, que ha ido ganando cada vez más fuerza dentro de esta parte del continente, formando así lo que me gusta llamar la nueva URSS: La Unión de Repúblicas Socialistas Sudamericanas.

Ya hemos listado todas o gran parte de las desgracias que esta corriente de pensamiento ha estado haciendo en el Perú y el resto del continente; llegando al poder gracias a grandes mentiras y falsas promesas al pueblo, el cual ha caído y sigue cayendo “redondito” en estas. Por lo que hoy prefiero dejarlas de lado para enfocarme en otro punto que sigue influyendo en la expansión socialista de los últimos años. Me refiero a la imagen de la derecha para la gente.

Sin importar que pueda simpatizar o no a ciertos personajes del este político, noto que todos o la gran mayoría de ellos no demuestran una imagen sencilla, practica o amigable, sino todo lo contrario. Les hace falta humildad.

Desde Bolsonaro, el primer “Trump sudamericano” -porque prácticamente a cada candidato en su país lo llaman el Trump brasilero, peruano, chileno, etc.- los candidatos de derecha han tomado una postura ‘controversial’ respecto a sus rivales. Él como Kast en Chile, López Aliaga en Perú, Lasso en Ecuador y ahora Hernández en Colombia dan una imagen que no vende bien en estos países -si es que vende bien en alguno-. Dando la apariencia de estar interesados únicamente en la economía, y en ciertos estratos sociales. Parecen altaneros, soberbios, con actitudes arribistas, que a ojos del pueblo solo los hacen ver como unos pitucos que como ya tienen plata y no les basta, ahora solo quieren poder.

¿Que busca el pueblo en un candidato? Porque seamos honestos, no es un plan de gobierno impecable o propuestas que puedan mejorar el camino del país. La mayoría de gente no lee los planes de gobierno. La gente lo que busca es identificarse con el candidato. Encontrar uno que lo haga sentir escuchado, representado, que atienda sus necesidades. Buscan un candidato que los comprenda y los busque ayudar. No quieren saber qué harán para mejorar la economía. Sino alguien que les prometa ayudarlos a mejorar su calidad de vida, alguien que invierta en ellos, en su vida, en su salud, en su seguridad, en su día a día. ¿Los candidatos de la derecha, de verdad demuestran eso? La verdad que no.

Los candidatos empiezan a acercarse al pueblo aproximadamente un año antes. Cuando empiezan a hacer campaña política. Es ahí cuando salen de la capital, cuando se acercan a la gente, cuando aparecen. Pero como podemos ver, eso no basta. Eso es hacer política, no mostrar interés en la realidad de la gente. Y la gente a la larga lo sabe. Unos viajecitos a pueblos o ciudades en dificultad no van a cambiar la idea que la gente ya tiene de ellos. No van a depositar su confianza en el ‘pituquito’ de turno, que no se muestra como una verdadera ayuda.

La URSS de tercer mundo se acerca. Si queremos evitarla, el plan de la derecha debe ser distinto. Menos soberbia y altanería y más interés y humildad.